La ablación femenina ó MGF (Mutilación Genital Femenina) es reconocida como una violación a los Derechos Humanos y puede llegar a causar no solo dolor físico, sino trauma psicológico en las mujeres víctimas de dicho acto. Es definida como la práctica de cualquier procedimiento que altere o lesione los órganos genitales femeninos, ya sea de manera intencional o sin motivos médicos.
Se dice que sus inicios se dieron en el antiguo Egipto, desde donde se extendió a África y Medio Oriente con la consiguiente expansión durante la colonización. Tiene múltiples concepciones y entre ellas es que debe realizarse porque es un rito de iniciación de la edad adulta, en otras culturas se cree que el hecho no realizar la ablación fomenta ideas de impureza en la mujer, por lo que al concebir el procedimiento podría mitigar el deseo sexual, además de que garantizaría la fidelidad de la mujer, aumentaría la feminidad de la mujer (ya que se eliminarían rezagos de órganos masculinos). En algunas comunidades la "virginidad" de la mujer es la que le brinda el "honor a la familia" por lo que debe ser restringida sexualmente hasta el matrimonio.
Existen varios tipos o grados de A/MGF según la amplitud de la extirpación. Al realizar este procedimiento, la mujer no solo debe padecer el dolor sino que puede llegar a tener múltiples complicaciones que varían del grado de una infección superficial de la herida a infecciones sistémicas, trastornos renales, trastornos menstruales, un mayor riesgo de contraer Hepatitis B o VIH por la contaminación del espacio y materiales utilizados, hasta causar la muerte.
Se dice que la práctica fue traída a Colombia en la época del descubrimiento por Sacerdotes Españoles quienes acarrearon consigo todo tipo de creencias sobre el pecado e impureza. Actualmente, la comunidad Embera Chamí, quién era participe de este tipo de prácticas se comprometió con el Gobierno Nacional y las Naciones Unidas a erradicar la ablación o MGF en su comunidad, respetando así los Derechos Humanos Internacionales y procurando mejorar las cifras de morbi-mortalidad de su población. Varias de las mujeres pertenecientes a esta comunidad apoyan la censura de dicho procedimiento ya que manifiestan haber sufrido el flagelo y ser víctimas de la violación a su intimidad. Por lo anterior solicitan apoyo para que el resto de los integrantes que aun conciben estas practicas como apropiadas tengan educación al respecto y puedan ser eliminadas por completo de su entorno.
La voz de estas y muchas mujeres que son sometidas a estas conductas inhumanas y de violencia deben ser escuchadas por las entidades gubernamentales encargadas de hacer valer y respetar los derechos de las mismas.
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